Existen energías renovables que al día de hoy ostentan la condición de teóricas. En algunos casos, estas han aparecido incluso en historias de ciencia ficción. Sin embargo, gracias a continuas investigaciones, se han desarrollado a lo largo de las últimas décadas, llegando a un punto en el que prometen bastante. Tal es el caso de la fusión fría.

En pocas palabras, la fusión fría es un proceso de fusión nuclear (como el de los reactores nucleares) que se produce a temperatura ambiente y con muchos menos energía que la necesaria para hacer reaccionar el núcleo denso.

El equipamiento necesario para realizar la fusión fría es de muy bajo costo, además que el consumo eléctrico es mínimo.

Para esta fusión, principalmente se utilizan átomos de deuterio, ya que genera altas presiones locales y campos eléctricos de gran magnitud. El material utilizado para atrapar el deuterio es, por lo general, el paladio o el titanio.

Aunque aún no se han podido replicar los experimentos iniciales de Stanley Pons y Martin Fleischmann de los años 80, se espera que en los próximos años se llegue a resultados similares, ya que la fusión fría plantea energía infinita y limpia.